EL LADO BUENO DE LA AUTOEXIGENCIA, LE DA LA ESPALDA A LA PERFECCIÓN
A veces me sentía un poco incómoda, con intentar hacer siempre lo correcto, por que recibía de los demás una mirada extraña...Ahora entiendo (casi pasados, 8 años) por qué me era tan complicado unirme al grupo "chévere" de cualquier grupo humano, sea el trabajo o una fiesta, no había nada más cómodo para mí que regresar a mi grupo a la tribu madre (yo y mis 3 mejores amigos).
- He recibido halagos tan comunes como:
- "Eres una aguafiestas"
- "Qué aburrida"
- Esa levantadita de ceja que no puedo poner en palabras pero que bien me suena a : "¿acaso eres una abuela?"
- Ese silencio INCÓMODO! cuando me dicen:
- "Hola qué tal, ¿en qué andas?
- (6 segundos pensando que puedo decir, algo que suene super fresco y divertido, ya saben, relax. Pero en cambio.... "ahí, bien.."
- El punto es que: fuera de mi tribu madre, me he sentido una extraña anciana de 70 años, que se lleva muy bien con las mamás de sus amigas y amigos por que nos encaaanta hablar del clima -___- , siempre hablando de como sí hacer las cosas, dando consejos desde mis 7 años sobre mi larga experiencia de vida y así...
Entonces...¿Por qué tantas ganas de querer hacer las cosas bien?
Creo que puedo seguir definiéndolo como AUTOEXIGENCIA, tendría que hacer un intenso y extenso análisis sobre cuales fueron las causas, realmente no las sé a ciencia cierta, lo que sí sé y por lo que escribo ahora, es que siempre creí que esa forma de ser siempre me iba a hacer perder, porque no me atrevía a cosas nuevas, por que a los chicos no les atraen chicas sensatas, porque ¿Quién quiere estar con una persona que sufre de achaques y bochornos dignas de una menopausia precoz?
También llegué a creer que quería ser perfecta, tal vez por mi miedo intenso al reproche, al enojo y a la indiferencia, más que al error, al error lo volví parte de mí, y eso aunque malo por mucho tiempo, desarrolló en mí mucha paciencia y empatía por aquel que vivía en el error como yo, por eso nunca me aburría escuchar a las personas, me gustaba hacerles entender que no son los únicos que debían ser amables consigo mismos, aunque claro como es cliché, yo no lo hacía conmigo.
Así que TÚ! cobrador de combi que
me llamó señora por primera vez!
Tenías razón no más.
Lo hermoso de crecer y madurar para mí ,fue que me fui sintiendo más cómoda, todo era más familiar porque al fin mi edad cronológica coincidía con mi edad mental.
Soy la señora Joselyn, casi desde los 7 años.
Mucho gusto y abríguese, que está haciendo frío.
Mouur.
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