miércoles, 10 de junio de 2020

EL LADO BUENO DE LA AUTOEXIGENCIA, LE DA LA ESPALDA A LA PERFECCIÓN!

EL LADO BUENO DE LA AUTOEXIGENCIA, LE DA LA ESPALDA A LA PERFECCIÓN

A veces me sentía un poco incómoda, con intentar hacer siempre lo correcto, por que recibía de los demás una mirada extraña...
Ahora entiendo (casi pasados, 8 años)  por qué me era tan complicado unirme al grupo "chévere" de cualquier grupo humano, sea el trabajo o una fiesta, no había nada más cómodo para mí que regresar a mi grupo a la tribu madre (yo y mis 3 mejores amigos).

  • He recibido halagos tan comunes como: 

  1. "Eres una aguafiestas"
  2. "Qué aburrida"
  3. Esa levantadita de ceja que no puedo poner en palabras pero que bien me suena a : "¿acaso eres una abuela?"
  4. Ese silencio INCÓMODO! cuando me dicen: 
  • "Hola qué tal, ¿en qué andas?
  •  (6 segundos pensando que puedo decir, algo que suene super fresco y divertido, ya saben, relax. Pero en cambio....  "ahí, bien.."
     5. Creo que ni siquiera estoy describiendo cosas que me hayan dicho, lo siento perdí el punto, así soy.
  • El punto es que: fuera de mi tribu madre, me he sentido una extraña anciana de 70 años, que se lleva muy bien con las mamás de sus amigas y amigos por que nos encaaanta hablar del clima -___- , siempre hablando de como sí hacer las cosas, dando consejos desde mis 7 años sobre mi larga experiencia de vida y así...

Entonces...¿Por qué tantas ganas de querer hacer las cosas bien? 

Creo que puedo seguir definiéndolo como AUTOEXIGENCIA, tendría que hacer un intenso y extenso análisis sobre cuales fueron las causas, realmente no las sé a ciencia cierta, lo que sí sé y por lo que escribo ahora, es que siempre creí que esa forma de ser siempre me iba a hacer perder, porque no me atrevía a cosas nuevas, por que a los chicos no les atraen chicas sensatas, porque ¿Quién quiere estar con una persona que sufre de achaques y bochornos dignas de una menopausia precoz? 

También llegué a creer que quería ser perfecta, tal vez por mi miedo intenso al reproche, al enojo y a la indiferencia, más que al error, al error lo volví parte de mí, y eso aunque malo por mucho tiempo, desarrolló en mí mucha paciencia y empatía por aquel que vivía en el error como yo, por eso nunca me aburría escuchar a las personas, me gustaba hacerles entender que no son los únicos que debían ser amables consigo mismos, aunque claro como es cliché, yo no lo hacía conmigo.

Lamentablemente mi adolescencia (que me duró hasta el año pasado creo)  fue una etapa crucial en la que no me di cuenta que esta exigencia podía ser fuente de impulso, que esta exigencia me iba a hacer alcanzar mis sueños rompiendo mis paradigmas y vergüenzas, que sería esta, la que me conduciría toda una vida buscando aprender de toda situación claro que tal vez, con un posible positivismo inmaduro y dañino que al contrario de hacerme  surgir, cada vez me aplastaba más.

               
  

No digo que la exigencia sea la virtud máxima y que todos deberían desarrollarla, lo que trato de decir es... es...
que ya que la tengo, habría que hacer algo al respecto, y vaya que las hice. Ese día que dejas de criticarte y empiezas a ver todo lo positivo que te trajeron tus malas decisiones, tus horribles defectos, tu "lornez", tu inmadures depresiva, tu victimismo absoluto y demás... 

Creo que ese día le das la vuelta a esas cosas de las que siempre has renegado y las aceptas como parte de ti, hay que ser muy sabio para darse cuenta qué partes queremos cambiar de nosotros mismos y qué partes no, por que puede ser que si estás despistada/o cambies cosas muy tuyas y te conviertas en otra persona, en alguien sin identidad, solo por agradar o sentirte parte de un grupo al que tal vez pertenecerías si dejaras de luchar contra el pertenecer y entender que la única que siempre se sintió fuera de sitio fuiste TÚ, al no aceptar quién eres. Creo que no hay nada más fresco que encontrar a esa persona que tiene la valentía de vivir en armonía con su propia aceptación, nada como encontrar a alguien que se sienta tan orgullosa/o "de la insoportable levedad de su ser", citando un poco a Milan. 

Al final debajo de toda esa exigencia, llena de miedos, solo estás intentando establecer un equilibrio dentro de esa maraña de confusiones, inseguridades y traumas que arrastramos todos algunas vez. No te juzgues por intentar buscar una narrativa diferente que contarte, por que eso somos todos al final no? todos intentando vivir de a cuerdo a lo que te dices a ti mismo que es lo correcto.

Así que TÚ! cobrador de combi que 
me llamó señora por primera vez!
Tenías razón no más.

Lo hermoso de crecer y madurar para mí ,fue que me fui sintiendo más cómoda, todo era más familiar porque al fin mi edad cronológica coincidía con mi edad mental.

Soy la señora Joselyn, casi desde los 7 años. 
Mucho gusto y abríguese, que está haciendo frío.  
Mouur. 







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